Hay una llama en tu interior que está
deseando arder. No dejes que se apague. No le impongas un invierno de continuo silencio.
Si lo haces, prepárate para ser un muerto en vida.
Posees la luz para iluminar las sombras. Deja
de esconderla. Deshazte de los grilletes que te retienen y huye de tu cárcel
interior. Romperás reglas absurdas y recibirás ofensivas de cobardes que no se
atrevieron a ir más allá. Ni se te ocurra sentirte culpable.
La verdad resulta incómoda para aquel que no
se atreve a declararla, para el que la conoce pero teme la mirada de sus
vecinos.
La verdad resulta incómoda para aquel que no tiene
el valor de aceptar su propia esencia. Para el que prefiere fundirse en una
muchedumbre que engulle rostros por momentos. Cada vez somos todos un poco más
parecidos, más iguales. Más mediocres.
Comparte con el mundo tu verdad. Tu verdad
eres tú, simplemente tú.
Si encuentras el valor para avanzar creando
tu camino, no te detengas.
Si encuentras el valor para ser tú, no mires
atrás.
Tú vales. Yo valgo. Todos valemos en tanto
que existimos. Entonces, ¿por qué nos hemos vuelto tan miedosos? ¿Es que acaso
no confías en ti mismo?
Hay algo dentro de ti deseando salir. Una voz
oculta que tiene ganas de gritar, de rugir con todas sus fuerzas. No te muerdas
la lengua.
Vamos, hazlo.
Tienes derecho a contar tu versión de los
hechos. No temas equivocarte. Solo fracasarás si no lo intentas.
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