Hoy te busco
y no te encuentro.
Por más que
te llamo,
no queda
nadie ahí dentro.
Me miras
pero no me ves.
Cada segundo
te digo adiós,
por si fuera
la última vez.
Tu mirada,
perdida,
cabalga
entre las sombras
de tu alma
dormida.
Mi nombre se
te escapa.
En el lago
de tus recuerdos
tu mente se
estanca.
Y es que lo
peor de tu olvido
es, sin duda,
su dolor
compartido.
Ya no sabes
quién eres,
ni aquello a
lo que temes.
Ya no sabes a
quién has amado
ni quién se
sienta a tu lado.
A quién has
perdido
por culpa
del olvido...
Ya se marcha
tu alma.
El abuelo te
espera.
Ve con calma.
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