Os diré una
gran verdad que muchos aún ignoran: antes que hombre o mujer, por encima de
nuestra religión, raza o bandera, más allá de lo absurdamente preestablecido,
somos personas. Somos corazón. Corazón que late cuando es libre, que sufre,
disfruta y aprende.
Seamos
personas medusa: inocentes, sinceras y transparentes.
Seamos
también tigre: pasos firmes y convencidos, escritores de su camino. Libres por
naturaleza. Dueños de un rugido triunfador.
Seamos
personas volcán: ardientes e indomables, capaces de arrasar con todo a su paso.
Corazones de fuego con chispas en la mirada.
Seamos océano: siempre dispuestos a regalar caricias aunque seamos capaces de aplastar.
Pacíficos pero poseedores de una gran fuerza, escondida bajo un manto
cristalino de sinceridad.
Seamos
personas espejo: capaces de adentrarse en tu alma con tan solo mirarte. Comprenden
a tus demonios en silencio y los abrazan, haciéndote sentir seguro.
Yo creo en
las personas que son todos ellos a la vez. Seamos personas volcán que, a pesar
de todo, se atreven a vivir en el océano bajo cuerpos de medusa con alma de
tigre, reflejando la belleza que les rodea en el espejo de sus ojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario