Querido
lector,
Hace
poco he presenciado dos escenas en momentos y lugares diferentes. Ambas las
había vivido anteriormente al menos una vez, pero encontrarme con ellas en un
lapso de tiempo de apenas unos días me ha llevado a escribir algo al respecto.
La primera
escena tiene como protagonistas a dos niños que juegan. Inevitablemente, surge
un pequeño roce cuando uno de ellos toma prestado algo del otro, que dibuja una
mueca contrariada en su rostro. Los padres solucionan eficazmente el asunto y
piden un beso de reconciliación. Los niños se dan un beso fugaz en los labios. Nadie
se echa las manos a la cabeza. Nos lo tomamos con humor. ¿Por qué? Porque da
igual. Porque no importa. Porque los niños retomaron su juego como si nada y
los adultos siguieron hablando.
Desgraciadamente,
no todo el mundo opina así.
La segunda escena ocurre entre alumnos
universitarios (dicen que somos el futuro). Escucho una conversación ajena (no por cotilleo, sino por simple
cercanía) en la que un joven (llamémosle X) le confiesa a su amiga su
preocupación por la bisexualidad. X dice que puede llegar a entender, no sin
cierta dificultad, que "a un tío le guste un tío o a una tía le guste una
tía" (NOTA: mi más sincera enhorabuena a X por su esfuerzo de inclusión
social). Sin embargo, la bisexualidad se le antoja antinatural. Debe de
tratarse de una Etapa de Indecisión Sexual (EIS creo que lo llaman) o quizá se
trate de un comportamiento rebelde para adentrarse en la lujuria porque, según
X, "la bisexualidad es puro vicio". Su amiga asiente y ríe levemente. Parece
estar de acuerdo con X.
Creo
que la conclusión es diáfana pero, por si acaso, la compartiré contigo: no
nacemos intolerantes. La intolerancia se hace. El odio se hace. La ignorancia
se hace. La violencia se hace. Nunca se nace. La inocencia de los niños lo
demuestra. La tímida apertura de mente de los que ya no son tan niños lo
reafirma.
Tú
decides. Está en tu mano (o, más bien, en tu mente y en tu corazón). ¿Qué vas
a transmitir a tu entorno y a las futuras generaciones? Tienes la capacidad de
sembrar el respeto y la libertad o la intolerancia y el odio. Eso sí, ten presente
que aquello que siembres será lo que recojas.
Atentamente,
PQR
Totalmente de acuerdo, es muy triste pero es la realidad contra la que debemos luchar con nuestra aceptación, de lo que también es realidad. Demos ejemplo, es la mejor manera que, es como plantar...
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