sábado, 12 de abril de 2014

Hay una llama en tu interior que está deseando arder. No dejes que se apague. No le impongas un invierno de continuo silencio. Si lo haces, prepárate para ser un muerto en vida.

Posees la luz para iluminar las sombras. Deja de esconderla. Deshazte de los grilletes que te retienen y huye de tu cárcel interior. Romperás reglas absurdas y recibirás ofensivas de cobardes que no se atrevieron a ir más allá. Ni se te ocurra sentirte culpable.

La verdad resulta incómoda para aquel que no se atreve a declararla, para el que la conoce pero teme la mirada de sus vecinos.

La verdad resulta incómoda para aquel que no tiene el valor de aceptar su propia esencia. Para el que prefiere fundirse en una muchedumbre que engulle rostros por momentos. Cada vez somos todos un poco más parecidos, más iguales. Más mediocres.

Comparte con el mundo tu verdad. Tu verdad eres tú, simplemente tú.

Si encuentras el valor para avanzar creando tu camino, no te detengas.

Si encuentras el valor para ser tú, no mires atrás.

Tú vales. Yo valgo. Todos valemos en tanto que existimos. Entonces, ¿por qué nos hemos vuelto tan miedosos? ¿Es que acaso no confías en ti mismo?

Hay algo dentro de ti deseando salir. Una voz oculta que tiene ganas de gritar, de rugir con todas sus fuerzas. No te muerdas la lengua.

Vamos, hazlo.

Tienes derecho a contar tu versión de los hechos. No temas equivocarte. Solo fracasarás si no lo intentas.



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