viernes, 25 de marzo de 2016

Del odio al amor

"El amor se declara inocente, puro, verdadero y libre. Y, si del amor al odio hay tan solo un paso, el culpable se encuentra un paso por detrás del amor. Culpable de atentar contra lo que no comprende. Culpable de secuestrar a las mentes más cerradas. Culpable de negar la realidad, de ver en blanco y negro. Por todos sus delitos el odio no será condenado a prisión. Ni siquiera morir será su castigo. Su penitencia será no nacer, pues ya lo ha hecho en demasiadas ocasiones, de múltiples e injustas maneras. El odio, sombra del amor, será transformado en su temida luz. Y es que no hay mayor condena que no haber sido. No hay mayor condena que demostrarte la belleza y el poder de aquello a lo que tan gratuitamente odias".

Millones de personas sufren día a día la tiranía y la crueldad de seres que atentan contra su libertad, sus principios y, desgraciadamente, contra sus vidas. Sí, que estos agresores son seres (humanos) es algo objetivo, quizá lo más bonito que pueda decir sobre ellos. Dejaron de ser personas en el momento en el que decidieron que el odio y la guerra eran grandes soluciones. Perdieron todos mis respetos en el instante en el que abusaron de su poder o escondieron sus crímenes bajo falsas creencias. Jamás ha existido ni existirá un dios que predique la muerte.
Son seres inteligentes pero hay algo con lo que no cuentan. Tenemos un arma que ellos desconocen. Es un arma inmaterial que no se crea ni se destruye. Se trata de una energía inagotable. El mayor arma que hayamos conocido. Es una fuente de respeto, libertad, aceptación, tolerancia y diálogo. Es la cuna de la paz. Y, sin duda, lo más importante es que no entiende de religiones, edades, razas, sexos o banderas. No tiene fronteras.
Por eso el odio siempre alimentará guerras sin sentido, mientras que el amor vencerá sin necesidad de luchar. Por eso nunca nos daremos por vencidos.

Atentamente, PQR.