viernes, 27 de enero de 2017

Carta a la libertad


Querido lector,

Hace poco he presenciado dos escenas en momentos y lugares diferentes. Ambas las había vivido anteriormente al menos una vez, pero encontrarme con ellas en un lapso de tiempo de apenas unos días me ha llevado a escribir algo al respecto.

La primera escena tiene como protagonistas a dos niños que juegan. Inevitablemente, surge un pequeño roce cuando uno de ellos toma prestado algo del otro, que dibuja una mueca contrariada en su rostro. Los padres solucionan eficazmente el asunto y piden un beso de reconciliación. Los niños se dan un beso fugaz en los labios. Nadie se echa las manos a la cabeza. Nos lo tomamos con humor. ¿Por qué? Porque da igual. Porque no importa. Porque los niños retomaron su juego como si nada y los adultos siguieron hablando.

Desgraciadamente, no todo el mundo opina así.
La segunda escena ocurre entre alumnos universitarios (dicen que somos el futuro). Escucho una conversación ajena (no por cotilleo, sino por simple cercanía) en la que un joven (llamémosle X) le confiesa a su amiga su preocupación por la bisexualidad. X dice que puede llegar a entender, no sin cierta dificultad, que "a un tío le guste un tío o a una tía le guste una tía" (NOTA: mi más sincera enhorabuena a X por su esfuerzo de inclusión social). Sin embargo, la bisexualidad se le antoja antinatural. Debe de tratarse de una Etapa de Indecisión Sexual (EIS creo que lo llaman) o quizá se trate de un comportamiento rebelde para adentrarse en la lujuria porque, según X, "la bisexualidad es puro vicio". Su amiga asiente y ríe levemente. Parece estar de acuerdo con X.

Creo que la conclusión es diáfana pero, por si acaso, la compartiré contigo: no nacemos intolerantes. La intolerancia se hace. El odio se hace. La ignorancia se hace. La violencia se hace. Nunca se nace. La inocencia de los niños lo demuestra. La tímida apertura de mente de los que ya no son tan niños lo reafirma.

Tú decides. Está en tu mano (o, más bien, en tu mente y en tu corazón). ¿Qué vas a transmitir a tu entorno y a las futuras generaciones? Tienes la capacidad de sembrar el respeto y la libertad o la intolerancia y el odio. Eso sí, ten presente que aquello que siembres será lo que recojas.

Atentamente,



PQR