viernes, 28 de diciembre de 2012

Tonto el que no entienda


Amistad. Bonito sonido, mal concepto.

Amistad. Menuda palabra tan mal valorada. Tan mal entendida y tan maltratada.

Todos decimos conocer su significado, pero pocos somos los que de verdad la practicamos. La nombramos cuando alguien nos alegra en un momento concreto. Cuando, sin quererlo, nos proporcionan una felicidad efímera, que se evapora en cuanto acaba el instante de conexión.

Eso, señores, no es amistad.

Ser amigos no es solo pasarlo bien juntos, es pasar cualquier momento juntos. Ser amigo es apoyar a una persona sin importarte lo que piensen los demás. Nada de conveniencias ni de intereses propios. Es disfrutar de sus logros, y mostrarle sus fallos. Señalarle la piedra y ser el primero en ayudarle si tropieza. Fuera quedan el orgullo y el egoísmo.

La amistad es una planta que se siembra y, por supuesto, necesita que la rieguen. Que la cuiden. Si se hace con sinceridad, se vuelve inmortal.





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Darlo todo.


“La vida es como el eco, recibes lo que das”.

Perdonad, pero esa mentira no es verdad.

Puedes recibir todo cuanto des,

o puede que nunca lo veas volver.

Pase lo que pase, debes darlo todo.

Sin esperar nada a cambio.

Sin creer que serás recompensado.

Alegrías y decepciones sabremos encajar,

siempre que sepamos valorar

el trabajo realizado.





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sábado, 22 de diciembre de 2012

Pisando fuerte


Hoy toca comerse el mundo. Ir a por todas. 
Es tu turno.

Hoy vas a quererte. 
Aunque lo creas, no es cuestión de suerte.

Hoy vas a descubrir que la felicidad
tan solo está en tu voluntad.

Y… quien dice hoy, dice todos los días de tu vida.





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jueves, 20 de diciembre de 2012

Ley de vida


Mi abuela estaba dormida cuando entré en su habitación. Cerré la puerta a mis espaldas y me senté junto a su cama. Esa cama de hospital que hacía presagiar lo peor. 

Tomé una de sus débiles manos y la apreté con fuerza. Quería decirle algo, pero no sabía cómo empezar. Creo que ni siquiera sabía qué decir exactamente, así que opté por pensar.

Pensé en esas tardes de domingo en las que mi abuela preparaba paella y toda la familia reía y hablaba hasta que anochecía. Cómo ella siempre servía dos cucharones más, aunque le dijeras que era suficiente y que podías explotar de tanto comer.

Recordé cómo me decía siempre que era el niño más guapo del mundo. Su nieto preferido. Cómo disfrutaba de sus abrazos empapado de aquella infantil inocencia…

Y entonces, se despertó. Le costó empezar a hablar, y lo hizo muy lentamente. No me reconoció, como ocurría desde hacía ya unas semanas. La impotencia que sentí en aquel momento era indescriptible. Me resultaba extraño saber que no solo no iba a mejorar sino que, además, aquella historia llegaba a su fin. La vida se le iba poco a poco, en cada aliento, en cada movimiento. Sin remedio ni vuelta atrás.

Seguía sin saber qué decirle, así que besé su mejilla y la miré, intentando no olvidar un rostro que presentía que no volvería a contemplar.

Desgraciadamente, no me equivoqué.





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Presentación

Esta primera entrada solo sirve para que sepáis por qué he creado un blog.

Su finalidad no es tener muchos lectores, entre otras cosas porque no sé escribir. Solo trato de plasmar lo que siento o, en algunos casos, de escribir lo que mi imaginación me permita. 

Además, creo que esta es la mejor forma de poder "grabar" lo que voy escribiendo. De vez en cuando seguro que lo abandono, pero siempre tendré algo nuevo que decir, tarde o temprano.

Bien, si os gusta, espero que me lo digáis. Gracias.