sábado, 20 de febrero de 2016

Alma del viento

Tras la orden definitiva, los tanques iniciaron su lento pero continuo avance, directos a su corazón. No se atisbaba ni el más mínimo rastro de piedad entre los rostros de los soldados. Cualquiera podría pensar que el corazón les había sido arrancado de cuajo. O quizá ni siquiera eran conscientes del daño que podían llegar a infligir. Quizá nunca tuvieron corazón.

Los misiles del enemigo arañaban el cielo, dejando cicatrices en el algodón de las nubes. Miles de balas tarareaban la canción de la muerte sobre las paredes.

El llanto del niño no encontraba consuelo ante tanta destrucción. Jamás podría entender la razón de aquel absurdo afán por derrotar en lugar de construir.

No albergaba él en su ser más que inocencia.
Amor y verdad bañaban su conciencia.
Qué tierna la infancia,
bendita ignorancia.
¿Por qué mi luz quieres romper?
¿Acaso algo te hará perder?
Temes su brillo cargado de pureza.
Ni verla quieres solo por ser rareza.

Se acercaba el final. Ya no había vuelta atrás. No quedaban escudos para defenderse del rival ni aliado con el que unir fuerzas. El niño estaba solo; su carne, desnuda, lista para el inminente ataque.

Reinventarse o morir. Ya sabes cuál es la decisión.

Y entonces, de entre las cenizas de una guerra sin sentido, volvió a nacer el ave fénix, tan grandioso y elegante como siempre. Más vivo que nunca.

Han muerto al fin las cadenas.
Derribamos las barreras.

Ese ave que ahora vuela libre es tu verdad. Es la canción del ganador. Eres tú. Ese ave es cada una de las víctimas del ansia de poder del ser humano, es cada palabra hiriente, una mirada bañada con desdén, el dolor fruto de una mente cerrada, cada lágrima, cada herida, convertidos en un rayo de sol tras la tormenta, en un 'te quiero' posado sobre los labios, en la primera flor entre la nieve después de un largo invierno.

Ese ave, alma del viento, valora su libertad y lucha por ella. Los prejuicios y las etiquetas le quedan pequeños. Las balas ya no le hacen daño.

El ave fénix vuela alto, muy por encima del qué dirán. No hay nada que pueda detenerle. Ni siquiera la muerte podrá borrar su mensaje. Un mensaje de unión y esperanza. Un recuerdo de lo que somos.

Vive y deja vivir. Vivir, no simplemente ser o estar. Vivir. Y volar...

Vive: siente, ríe, ama, llora, sufre, besa, abraza, comparte.

Vuela: vuela cual ave fénix, sin un destino pero sabiendo perfectamente hacia dónde quieres llegar, llevando siempre contigo el poder de la verdad, la pureza del amor y el valor de la sabiduría.

Tú, ser de luz,
baja de tu cruz,
corre, vive y vuela,
vuela alto aunque duela.